domingo, 15 de marzo de 2015

MINDFULNESS: GIMNASIA PARA LA MENTE

"Allí donde está tu mente, allí estás tú" Conny Mendez

¿Puedo tener tu atención por unos minutos? Tu atención completa, como si nada más existiera en este momento, sin que abras el Facebook, el correo electrónico o el Twitter? Sé que es mucho pedir, pero sería interesante que a parte de informarte, también puedas aprovechar el momento para ejercitar tu concentración y aumentar tu nivel de consciencia sobre el momento presente. ¿Probamos?

El Mindfulness, traducido al español como completitud mental, es una práctica que ha irrumpido con mucha fuerza en Occidente desde hace 20 años, en el mundo terapéutico, educacional y hasta empresarial.  En realidad, es el nuevo nombre que se le ha dado a la meditación budista Vipassana, la cual existe desde hace 2500 años aproximadamente y significa “tomar consciencia del momento presente”. 

Como su mismo nombre lo indica, se trata del ejercicio continuado de observar al 100 por ciento y con toda nuestra capacidad de atención el momento presente o un objeto elegido, el cual puede estar en nuestro ámbito interno: pensamientos, emociones, sensaciones físicas o la respiración, como en el ámbito externo: la llama de una vela, una figura geométrica, una película  o, este artículo, por ejemplo.

 Sin distraernos mentalmente viajando al pasado o al futuro, (o hacia otro ente al que, en principio, no deseamos prestar atención), el Mindfulness consiste en enfocarnos, en el aquí y ahora, plenamente, y a partir de allí, sea lo que sea que nuestra consciencia registre al observar, se cultiva también el hábito de no juzgar y de aceptar completamente el objeto observado.

Está claro que en la actualidad, definida como “La era digital”, vivimos tentados constantemente a la distracción y al paso rápido de una actividad a otra sin profundizar en ninguna, dificultando el foco y dispersándonos, lo cual, a la larga, consume tiempo y nos resta eficiencia. Nuestras mentes parecen volar de un objeto a otro, de una imagen a otra, de un pensamiento automático a otro, incesantemente. Nos hemos acostumbrados al llamado “Síndrome de Atención Dispersa” y esto, a largo plazo,  puede traer innumerables efectos negativos que se traducen en estrés, ansiedad, sensación de insatisfacción, falta de productividad, memoria a corto plazo, incapacidad para concentrarnos y, a niveles más profundos, en la sensación de desconexión con nuestro yo interno y falta de consciencia sobre nosotros mismos y sobre nuestras propias vidas. (¿Todavía estás allí? Muy bien. ¡Continuemos!).


 Aunque el planteamiento anterior nos resulte algo difícil, la buena noticia es que todos podemos aprender a desarrollar el Mindfulness. Daniel Godman, autor del libro Focus, nos dice: “La atención es un músculo que se debe entrenar”. Sentir el cuerpo y su peso sobre la tierra y, en general, prestar total atención al mismo durante un tiempo estipulado, puede incrementar los niveles de concentración. Practicar el silencio o experimentar acciones de la vida cotidiana como andar, comer o ducharnos con lentitud y tomando consciencia sobre cada sensación física, también puede ayudarnos a focalizar nuestras mentes y a “estar presentes en el momento presente”. Los resultados, lógicamente, serán progresivos y variarán según la intensidad y frecuencia de nuestra práctica, aunque lo ideal es que la Atención Plena se incorpore como un hábito en nuestras vidas, o mejor aún, que se convierta en una forma de vida y en un fin en sí mismo.

El Mindfulness nos preparará para expandir los límites de nuestra concentración, resistir a las distracciones y gestionar más eficazmente nuestra mente, aparte de asegurarnos mucho más disfrute de nuestras actividades cotidianas.  

Si tomamos en cuenta la premisa de que nuestra mente crea nuestra realidad o, al menos, influye considerablemente en ella, merece bien la pena tomarse un tiempo para su entrenamiento y para desarrollar técnicas que nos ayuden a controlarla mejor y no, por el contrario, a ser sometidos por ella, como ocurre usualmente y sin apenas darnos cuenta. No es lo mismo enfocar la mente sobre un objeto durante 3 segundos, que durante 13, 30 o un minuto. La duración de la concentración hace la gran diferencia.

Al final, se trata de hacernos seres más conscientes de nosotros mismos y de nuestras vidas. Cultivar el hábito de la auto-observación perenne y sin juicio nos llevará a tomar consciencia de nuestras reacciones y programaciones mentales y, a un nivel más profundo, al descubrimiento de lo que somos esencialmente, para, a partir de allí, responsabilizarnos y cambiar o simplemente aceptar. Aquel que despierta, se auto-conoce y "se da cuenta” tiene más opciones que el que vive “dormido”.

Otros de los beneficios del desarrollo de la Atención Plena:
- Es una desafiante invitación a vivir plenamente en el presente, momento en el que 
existen todas las posibilidades, en donde me puedo reinventar completamente y en donde todo puede volver a empezar. Esto nos llevará a permanecer en un estado de frescura y renovación constante.
- Sienta las bases para la suspensión del juicio permanente y del hábito de etiquetar implacablemente todo lo que nos rodea.
- Nos infunda paz y calma y nos invita a gestionar mejor nuestras expectativas sobre la vida en sí misma y sobre cómo y cuando deberían de suceder los hechos.
- Nos ayuda a desarrollar aceptación plena sobre lo que hay, invitándonos a generar acciones de cambio desde esa aceptación e inclusión y no desde el rechazo.

Hemos llegado al final. ¡Felicitaciones! lo has logrado. Y yo también logré "derramar" todas estas palabras y concentrarme durante más de una hora sin sucumbir a abrir mi correo electrónico, el Facebook o el Whatsapp, así que puedo sentirme bastante complacida. Nos vemos en el próximo post. De momento voy a concentrarme en otra cosa :)